15 abr 2021

El altipuerto de Courchevel

Comenzaremos este post hablando del concepto de altipuerto, un aeropuerto situado a grandes altitudes, de pista corta y con pista empinada. Ya hemos visto en este blog que la altura no suele facilitar las operaciones de despegue y aterrizaje, ya que a más altura menor densidad del aire, y por tanto, se necesita mayor flujo (velocidad) en las alas para crear sustentación; lo que sumado a una menor concentración de oxígeno (menor rendimiento del motor) y a todo lo demás comentado, hacen de los altipuertos especialmente peligrosos. 

Ejemplo de ello el aeropuerto (altipuerto) de Lukla, en Nepal, famoso por encontrarse en el filo de un precipicio, y por sus despegues y aterrizajes en los que se aprovecha hasta el último centímetro de pista. Se encuentra a 2845 metros, y su pista tiene una longitud de 527 metros y una pendiente de hasta 11.70 %.

Pero hoy vamos a hablar de otro altipuerto, más extremo, y más cercano: el de Courchevel, en los Alpes franceses, a 2007 metros de altura, y con una pista de 537 metros y una inclinación de hasta 18.66 %, lo que la convierte en la más inclinada del mundo.


 

Este altipuerto fue fundado en 1961 por el alcalde de Courchevel, Michel Ziegler, amante de la montaña y la aviación. Opera de diciembre a abril (6500 operaciones al año), y de julio a agosto (1000 operaciones al año). El 70 % de estas operaciones en helicóptero, y el resto en avión

Al altipuerto no le falta de nada: escuela de vuelo, sala de espera, restaurante, repostaje y servicio de bomberos 24 h al día. Tampoco una lista de varios incidentes aéreos, ninguno de ellos con víctimas mortales.

A día de hoy no cuenta con rutas regulares como antes, pero han llegado a operar en su empinada pista los Dash 7, tetramotores con capacidad para 50 pasajeros.


Tanto los altipuertos de Courchevel como los de Lukla, están en el ránking de las pistas de aterrizaje más peligrosas.

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