24 abr 2020

Polizones en aviones

La RAE define polizón como una "persona que se embarca clandestinamente" en cualquier medio de transporte. Esta conducta, obviamente, supone un riesgo; que es es especialmente mayor cuando el medio de transporte en el que el polizón decide embarcar clandestinamente es un avión.

Con las medidas de seguridad actuales de los aeropuerto, embarcar ilegalmente como pasajero es prácticamente imposible. No solo vale con conseguir un billete válido para pasar a la "zona aire" y la puerta de embarque, también una documentación válida que es revisada por el personal de tierra. Por tanto, solo les quedan dos opciones: ir en la bodega de equipaje, o en la compuerta del tren de aterrizaje; siendo la primera opción la más fácil, y a la vez la más peligrosa

Pero, ¿qué puede llevar a una persona a arriesgar su vida para viajar en avión? Al principio la principal causa era la causa política. Después, la búsqueda de una vida mejor en Europa. Y ahora, la causa económica, ya que muchos de los vuelos que eligen los polizones son vuelos internos.

Independientemente de la causa, la probabilidad de sobrevivir al vuelo es muy reducida. ¿Por qué?
  • El compartimento del tren de aterrizaje no tiene calefacción ni presurización 
  • Al no tener calefacción, la temperatura puede superar los 60 grados bajo cero 
  • Al no tener presurización, a partir de 5500 metros ocurre hipoxia, por encima de 10000 metros no se puede respirar de manera natural 
  • Muchas veces tienen que subir cuando el avión está rodando, con el peligro de ser succionados 
  • Deben evitar a no ser aplastados cuando el tren se repliega 
  • Y sobre todo, después de varias horas de vuelo en estas condiciones, si aún están vivos, deben evitar no caer al vacío cuando las compuestas del tren se abren
Los primeros polizones sobrevivían (primero en 1946), debido a que los aviones eran turbohélices, cuya altitud de crucero es bastante más baja que la de los turborreactores. Por ello, la temperatura no es tan baja ni la cantidad de oxígeno. Pero con la llegada de los turborreactores, la mortalidad de los polizones aumentó.

El primer caso que hubo en España fue en 1969, cuando dos adolescentes cubanos, huyendo del régimen de Castro, se embarcaron en un DC-8 de Iberia hacia Madrid. Uno murió, el otro consiguió llegar. Tan solo un mes después, siguiendo el ejemplo, otros dos adolescentes siguieron el mismo camino, con el mismo resultado.

La historia de cubanos intentando huir de su país de polizones no es un episodio de la historia cerrado. El último, del que nos hicimos noticia, en 2010.

Para último caso de polizón, tan solo hay que remontarse a enero de este mismo año, cuando un hombre fue encontrado muerto en el tren de aterrizaje de un Boeing 777 de Air France, que procedía de Costa de Marfil. 

Detrás de cada caso hay una historia, pero si además hay una foto, la situación impacta más. En 1970, Keith Sapsford, un australiano de 14 años que vivía en un reformatorio, decidió recorrer el mundo. Se subió al tren de aterrizaje de un DC-8 de JAL. Pero nada más despegar de Sydney, el adolescente se cayó, muriendo en el acto. La fotografía fue captada involuntariamente.

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