
Uno de los puntos de este tratado, era la obligación de una conexión aérea civil entre las capitales de ambos países: Tel Aviv y El Cairo (separadas por tan solo 50 minutos de vuelo). Pero claro, ¿quién iba a encargarse de gestionar esa ruta tan problemática: Egiptair o El Al? Fuera cual fuera, sería vista por sus ciudadanos, como mínimo, como una traición; pero el tratado tenía que cumplirse.
Entonces a Egiptair se le ocurrió una idea: crear dentro de su matriz un aerolínea, prestarle aeronaves, tripulación y servicios de tierra, y desentenderse de ella. Y así hizo en 1982 con Air Sinai, la aerolínea más secreta del mundo.


Los viajeros más frecuentes de esta ruta son empresarios y cristianos coptos de peregrinación. Los cristianos coptos son una minoría religiosa de Egipto, muy perseguidas por los grupos terroristas islámicos. El ocultismo de esta aerolínea permite evitar que esta aerolínea sea objeto de derribo (como le pasó al Boeing 757 de Metrojet, derribado en 2015 sobre la península del Sinaí).
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