Pero a la dificultad de pilotar y aterrizar un avión sin motores, se suele sumar otra: hacerlo sin la ayuda de ningún instrumento electrónico. Y es que la electricidad de la aeronave se obtiene a partir de los motores, por lo que cuando estos fallan, no tarda en "irse la luz".
Para evitarlo existen dos sistemas:
UNIDAD AUXILIAR DE POTENCIA (APU)
En condiciones normales, se usa para generar corriente antes y después del encendido de motores, sobre todo para el aire acondicionado. Se encuentra en la parte de atrás del avión, y genera electricidad quemando combustible. La eficiencia del sistema es muy baja, por lo que las aerolíneas tienen criterios para minimizar su uso. En caso de pérdida de los motores, es el primer sistema al que se recurre, excepto que la pérdida sea por falta de combustible.
TURBINA DE AIRE DE IMPACTO (RAT)
Es una pequeña hélice, de unos 80 cm de diámetro, que se despliega de la parte inferior del fuselaje y que está conectada a un generador de corriente. Ya que la velocidad de planeo no suele ser muy elevada, la corriente generada apenas alcanza para hacer funcionar los instrumentos más básicos, haciendo la labor del aterrizaje de emergencia más sencillo para los pilotos. El Vickers VC10 británico fue uno de los primeros aviones civiles en incorporar este sistema.
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