
A finales de los 70, Iberia decidió abrir la ruta entre Madrid y Riad. Se abrió una oficina en la capital saudita, y como es costumbre se contrató a un miembro de una familia destacada. El elegido, un chico muy religioso y estricto, fue contratado como Jefe de Ventas. Apenas aparecía en la oficina y nunca se metía en nada, la única vez: para exigir que se pagara el Zankat (impuesto religioso obligatorio que supones el 2,5% de los beneficios anuales).
Información en ABC.es
Incredible! Parece que lo de no ser visto lo llevaba en las venas =P
ResponderEliminarUn saludo!